THE LAST CONCEPTUALIZATION
OF THE FIRST CONSCIOUSNESS
To see the fire that warms you or, better yet, to cut the wood that feeds the fire that warms you;
to see the spring where the water bubbles up that slakes your thirst and to dip your pail into it;
to see the beams that are the stay of your four walls and the timbers that uphold the roof that shelters you;
to be in direct and personal contact with the sources of your material life;
to find the universal elements enough;
to find the air and the water exhilarating;
to be refreshed by a morning walk or an evening saunter;
to find a quest of wild berries more satisfying than a gift of tropical fruit;
to be thrilled by the stars at night;
to be elated over a bird's nest or a wild flower in spring
- these are some of the rewards of the simple life.
John Burroughs (1837 - 1921)
Dentro de nosotros hay un impulso de defender y proteger a toda forma de vida que se encuentra en vías de desarrollo.
Primero, hay que examinar la conciencia de la primera conciencia que el bebé tiene en el vientre de la madre. Es la última conceptualización del primer impulso de todos los niños. Se trata del descubrimiento de una luz no diferenciada, el momento de la primera dualidad natural en que el bebé es consciente de que “hay algo ahí”.
Luego conceptualiza la amenaza de que se mueran todos (o de que no haya primera conciencia). Hay que trabajar con la inteligencia natural para que experimentes la posibilidad de que puedan desaparecer todos los niños como vehículos de una nueva conciencia, y tu impulso de que no sea así.
Te pones en meditación y esperas una experiencia de la supervivencia de la conciencia (la conquista) o la no -supervivencia de la conciencia (choque) cuyo vehículo son los niños. Dicho de otro modo, las dos experiencias son la conciencia natural presente en los niños de generación en generación, y la de ningún niño o ninguna progenie concebida con la conciencia natural para ser desarrollada y reproducida.
Desarrolla finalmente la primera conciencia de la primera conciencia para entrar en la contemplación.
Una vez uno penetra con la contemplación en la experiencia de esa primera conciencia, libera una fuerza que impulsa el comportamiento natural de proteger a las crías de todos los seres vivos, manteniendo así la continuidad de la diversidad de la vida en sí.
Es como si la vida se convirtiera en algo que es importante preservar dondequiera que uno la encuentre, con un impulso que no procede del aprendizaje cognitivo sino de algo mucho más profundo.